Sumerja su piedra en un vaso lleno de agua. Si flota, no es un diamante. Un diamante de verdad se hundiría hasta el fondo del vaso debido a su alta densidad.
Llena un vaso con agua y coloca el diamante dentro. Debido a su alta densidad, un diamante real se hundirá de inmediato. Si la piedra flota o cae lentamente, es probable que se trate de una falsificación.
Un diamante se ilumina en azul bajo una fuente de luz ultravioleta. Cuando se exhala sobre un diamante limpio, no se empaña. Un diamante real se hunde inmediatamente en un vaso de agua, mientras que un diamante falso flota o se hunde lentamente.
Como bien hemos contado anteriormente, el brillo es otro apartado importante en la diferenciación de ambas piedras. Mientras que el brillo del diamante es más potente e intenso, la circonita cuenta con una intensidad del brillo menor.
¿Cómo puedo diferenciar un diamante de un brillante?
El diamante es la materia prima, es decir, la piedra preciosa que ha sido extraída de la tierra. En cambio, el brillante es un diamante que ha sido cortado y al que se le ha dado una forma cónica con la parte superior redonda y su nombre completo es diamante de talla (o corte) brillante.
Bajo la luz del día, es difícil ver su fluorescencia, pero si lo expones a una luz UV (como en una discoteca, por ejemplo), el diamante brillará con un azul gélido.
Un brillante es simplemente un diamante tallado de una manera especial . Este corte brillante se utiliza para obtener el máximo brillo posible de la gema. Si el diamante se talla en brillante, hasta 58 facetas reflejan la luz y crean ese brillo mágico que tanto nos gusta, ¿verdad?
¿Cómo puedo saber si un diamante es natural o de laboratorio?
La única diferencia notable entre ellos es su origen: uno se formó en las profundidades de la Tierra y el otro se cultivó en un laboratorio. Es imposible distinguir a simple vista un diamante creado en laboratorio.
El diamante brillo se logra principalmente a través del corte ideal. Los artesanos utilizan proporciones específicas y ángulos precisos para asegurar que cada rayo de luz que penetra la gema sea refractado y reflejado de manera óptima. Además del corte, la claridad del diamante también influye en su brillo.
¿Cómo puedo saber qué piedra preciosa es mi anillo?
Una forma simple de determinar la autenticidad de una gema es examinar su color y cómo reacciona a la luz. Las piedras auténticas tienden a tener colores intensos y un alto índice de refracción. Si la luz la atraviesa de manera uniforme y sin turbidez, es probable que sea genuina.
La prueba del empañamiento consiste en sostener el diamante entre los dedos y respirar sobre él, de forma similar a empañar una ventana . Un diamante auténtico se empaña casi al instante gracias a su excelente conductividad térmica. Las piedras artificiales, en cambio, como la circonita cúbica, retienen el empañamiento durante unos segundos más.
Si la Piedra comienza a cambiar de color, se agrieta o desprende olor a plástico quemado, es muy probable que sea artificial. Las Piedras auténticas suelen resistir el calor sin alterarse, ya que están formadas por minerales naturales que soportan temperaturas elevadas.
También puedes observarlo bajo una lupa. Si puedes ver pequeñas inclusiones o imperfecciones, es posible que sea real, ya que estas ocurren de forma espontánea durante el proceso de formación de los diamantes.
¿Cómo puedo saber si un diamante es real o una imitación?
Toma la piedra, colócala boca arriba sobre un papel periódico o texto. Si puedes leer lo que dice, e incluso notar manchas negras distorsionadas, se trata de una imitación. Los diamantes originales fragmentan la luz de tal forma que no podrás leer nada. Aunque puede que el corte esté distorsionado.
El GIA (Gemological Institute of America), fundado en 1931, es uno de los laboratorios de mayor prestigio en el mundo de la gemología. Es el creador de la clasificación internacional de las "4 C's", que se ha convertido en el estándar global para evaluar la calidad de los diamantes.
Interpretación de los resultados: Brillo intenso y colorido: si observas un brillo deslumbrante y destellos de colores, es probable que estés frente a un diamante auténtico.
La fluorescencia en un diamante es el resplandor, generalmente de tono azulado, que emanan algunos diamantes al ser expuestos a la luz ultravioleta (UV). En casos raros, los altos niveles de fluorescencia pueden hacer que las piedras parezcan blanquecinas o brumosas.
El precio de un diamante puede ir desde los $500 USD por una gema pequeña y de menor calidad, hasta varios millones de dólares en el caso de piedras excepcionales. Por ejemplo: Un diamante de 0.5 quilates con una calidad media puede costar entre $1,000 y $3,000 USD.
Su dureza y brillo lo convierten en una de las piedras más apreciadas en la joyería. Los diamantes se caracterizan por su aspecto transparente e incoloro, aunque también pueden presentar diferentes tonalidades como el amarillo, rosa o azul, dependiendo de las impurezas presentes durante su formación.
Los diamantes sintéticos se consiguen a través de altas presiones y temperaturas (imitando el proceso geológico) y son conocidos como diamantes CVD (Chemical Vapor Deposition), es decir, se crean por métodos artificiales.
Lo cierto es que no hay una diferencia entre un brillante y un diamante, ya que ambos términos se refieren a la misma piedra: el diamante. El concepto "brillante" proviene de "talla brillante", es decir, cuando se habla de brillante nos referimos al tipo de talla que presenta el diamante.
La fluorescencia se refiere a la luz visible que ciertos diamantes emiten cuando se exponen a rayos ultravioletas (UV). Este efecto solo dura mientras el diamante está bajo la luz UV; al alejarlo, el resplandor desaparece al instante.
En todas estas categorías, la moissanita supera al diamante. Su brillo es deslumbrante, y su fuego, la forma en que descompone la luz en colores del arco iris, es simplemente espectacular.