Los aviones emiten de media 4,84 veces más gases de efecto invernadero que los trenes, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que es una estimación conservadora a la baja.
Este medio emite entre cinco y siete veces menos CO2 que el transporte por carretera. Así, mientras el ferrocarril emite entre 16-18,8 gCO2/tkm, el transporte en carretera alcanza los 140 gCO2/tkm.
El medio más contaminante es el avión, seguido del coche. La industria de la aviación emite 192 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero, por los 121 gramos de un automóvil, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Los datos de la AEE, obtenidos a partir de números promedio, cifran en 285 g de CO2 la cantidad de emisiones por pasajero y kilómetro. El cálculo que realiza el estudio de la ICAI, en base a las mismas distancias reales que para el resto de transportes, establece unas emisiones de 61 a 71 kg de CO2 por pasajero.
El tren, y en general, los vehículos que circulan sobre raíles (como el metro o el tranvía) representan el transporte masivo con menos emisiones sobre el medio ambiente.
La gran mayoría de nuestros trenes circulan con electricidad cien por cien procedente de fuentes renovables (certificados por ello como neutros en carbono según la norma PAS 2060) y son capaces de transportar gran número de viajeros o mercancías con escaso consumo energético.
Algunos de nuestros trenes consumen combustible diésel (en torno al 20% de nuestros tráficos). Buscamos una alternativa trabajando en su progresiva sustitución por energías más limpias (Gas Natural Licuado), o libres de contaminación local y efecto invernadero (pila de Hidrógeno).
En la actualidad, son tres las más utilizadas: locomotoras a diésel, diésel-eléctricas y eléctricas. En su mayoría, las locomotoras en México son del tipo diésel-eléctricas. El combustible se usa, sobre todo, por la gran potencia requerida para el funcionamiento de los equipos (mayor a 2000 HP).
Caminar y andar en bicileta son las opciones que menos contaminan. Ir y volver de la tienda caminando no solo le permitirá alcanzar su objetivo de pasos diarios, sino que además evitará contribuir a la contaminación del aire.
España ha gastado un 50% más en carreteras que en ferrocarriles desde 1995 a pesar de que el coche con motor de combustión emite cuatro veces más dióxido de carbono (CO2) que el tren y contribuye “ampliamente” a la crisis climática.
¿Cuáles son los medios de transporte más sostenible?
Hablamos de patinetes eléctricos, hoverboards, segway, bicicletas eléctricas, en definitiva, de la aparición de los vehículos de movilidad personal (VMP). Estos medios de transporte siguen siendo una alternativa ecológica en la mayoría de los casos.
La energía es responsable del 77,01% de las emisiones de gases de efecto invernadero, mientras que el transporte de un tercio. Las emisiones de gases de efecto invernadero de la agricultura contribuyen con un 10,55%, los procesos industriales y el uso de productos con un 9,10% y la gestión de residuos con un 3,32%.
"Un tren de alta velocidad, bajo condiciones normales de operación y por pasajero transportado, consume menos energía y produce menos emisiones de CO2 (un 29% de promedio) que un tren convencional que se desplace entre los mismos dos puntos a una velocidad inferior", declara Alberto García, autor del estudio.
Se calcula que una sola persona conduciendo un coche de gasolina, equivale a un avión volando a un 80% de su capacidad. La diferencia es que, mientras que el avión va casi lleno de pasajeros, la misma cantidad de personas equivaldría a 80 coches emitiendo cada uno los mismos gases que ese mismo avión.
Aunque va a variar según el modelo, el número de pasajeros, etcétera, el consumo de un avión por pasajero está en torno a los 3 litros cada 100 kilómetros y en los modelos más eficientes pueden llegar a un consumo de 2 litros cada 100 Kilómetros.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), en promedio, los trenes emiten 19 gramos de emisiones de ciclo de vida de CO2e por kilómetro de pasajero.