Símbolo de la divinidad y la inmortalidad para los faraones, en Roma se consideraban uno de los objetos saqueados de mayor valor y se utilizaban para decorar templos, circos y mausoleos. El primer obelisco llegó a Roma en el siglo I a.C. como trofeo tras la conquista de Egipto por Augusto.
En Roma se encuentran trece obeliscos. Ocho de ellos provienen del Antiguo Egipto, mientras que los otros cinco son de la Antigua Roma. También hay una serie de obeliscos más modernos e incluso llegó a haber un obelisco etíope antiguo hasta 2005.
El obelisco es de origen egipcio, carente de jeroglíficos, y proviene, según Plinio, de la ciudad de Heliópolis. Primero fue colocado en el Forum Iulii de Alejandría y en el año 40 fue llevado a Roma por Calígula, y colocado en la spina del Circo de Nerón.
Se conoce que los primeros obeliscos se erigieron en la IV dinastía egipcia, entre los años 2575 y 2465 a.C. Sin embargo, en la actualidad no se conserva ningún ejemplo de la época, explica Britannica.
El Obelisco fue inaugurado el 23 de mayo de 1936 como homenaje al cuarto centenario de la primera fundación de Buenos Aires en 1536. Se levantó en el mismo lugar donde se izó la bandera nacional por primera vez en la Ciudad: en la hoy conocida como Plaza de la República.
Pocos conocen qué existía anteriormente en ese mismo predio.
Hacia el siglo XVIII era una zona pantanosa e insalubre con viviendas pobres. El capitán Domingo de Acasusso mandó construir hacia 1733 la iglesia de San Nicolás de Bari en la intersección de Carlos Pellegrini y Corrientes, en la Avenida 9 de Julio.
La rapidísima construcción del desmesurado Obelisco, en reemplazo de un hito de escala barrial como había sido el templo parroquial San Nicolás de Bari, no hizo más que incentivar la polémica entre los partidarios de la renovación de la ciudad y los sectores más tradicionalistas.
Se trata del único obelisco conservado intacto y que ha estado prácticamente en el mismo lugar desde su traslado hace más de 2.000 años. Se le denomina “testigo mudo” porque la tradición considera que junto a este monumento fue donde San Pedro fue martirizado.
El obelisco de mayor envergadura (32 metros y 455 toneladas de peso) fue trasladado desde Karnak por Constancio II, hijo de Constantino, en el 357 d.C.
Es una torre levantada en época nazarí para uso defensivo militar, que fue construida con tapial, con una altura de tabiya o encofrado de 82 centímetros. Tiene planta rectangular, con dimensiones en su base de 9,5 x 7,1 metros, siguiendo los lados mayores la dirección Norte-Sur.
El monumento: El obelisco es un trapecio de base cuadrada de 6,80 metros de lado, de 67,5 metros de altura, con una terminación en forma de pirámide. Su interior es hueco y alberga una escalera recta. Tiene una sola puerta de entrada en el lado oeste y en su cúspide hay cuatro ventanas.
Los obeliscos generalmente se colocaban en pares, flanqueando la puerta de acceso al templo egipcio y frente al pilono; es decir, tenían una función simbólica por su capacidad de refracción de los rayos solares, pero, al mismo tiempo, generaban un portal que permitía el acceso al espacio sagrado.
Hasta el momento, la única forma de llegar a la cima del Obelisco es mediante una escalera de hierro recta con 206 escalones, que está intercalada por 7 descansos cada 8 metros y uno a 6 metros. Las estimaciones marcan que son 15 minutos los que se tardan para llegar desde la base.
Fue construido por el emperador Vespasiano, con modificaciones realizadas por sus hijos, los emperadores Tito y Domiciano. Muchos constructores, artistas, pintores, decoradores e ingenieros participaron en la construcción del Coliseo. El estilo arquitectónico del Coliseo es la antigua arquitectura romana.