Antes que nada, tienes que saber que las mochilas se miden en volumen de capacidad. En español, quiere decir que se miden por cuánto espacio tienen y no por el peso que soportan. Es por eso que las medidas son en litros y no en kilos.
La capacidad de una mochila se mide en litros. Para una actividad no técnica de un día puede servirnos una mochila de entre 20-30 litros. Para un par de días, una mochila de entre 35 y 50 litros será suficiente, y para más días 50 a 70/90 litros, en función del material a transportar y la logística planificada.
Una mochila "buena" se diferencia fácilmente por la calidad que le imprimen en su fabricación, los materiales que se utilicen que sean resistentes al agua, a la fricción y al desgaste, tales como lo es el nylon balístico, el poliéster de alta densidad o el cuero.
Cuando se trata de saber el volumen o la capacidad de llenado de nuestra mochila, usamos la medida de “litros”, que equivale a un cubo de 10 cm x 10 cm x 10 cm.
El 30% de la altura del niño es la altura óptima de la mochila. La capacidad de la misma es también una especificación de tamaño importante. Aquí tienes un pequeño truco para determinar la capacidad máxima de la misma. Es decir, el peso del mismo con los artículos no debe superar el 15% del peso del niño.
Su volumen oscila los 40 o 45 litros y están diseñadas para soportar un peso de 8 a 10 kilos. Aunque son mochilas más técnicas, algunos modelos pueden usarse también para senderismo o trekking.
Los bolsos de marca suelen llevar un número de serie impreso en su interior, junto al logotipo de la firma. Para saber si el número de serie no es falso, haría falta verificar que tiene la misma cantidad de dígitos que el modelo original.