¿Qué tipo de energía permite que se muevan los trenes?
En la actualidad, los trenes en servicio son tanto eléctricos (la mayoría) como de gasoil o bimodales; estos últimos pueden circular usando su motor térmico o empleando la electricidad de la catenaria.
Entre lo tradicional y lo moderno, nos encontramos con la tracción híbrida, una fusión de la tracción eléctrica y diésel. Con este sistema, los trenes pueden cambiar entre energía eléctrica y diésel según sea necesario, brindando más flexibilidad.
La locomotora es una gran maquinaria de hierro colado, con una gran caldera alimentada por agua. El vapor que genera sale por unas válvulas e impulsa alternadamente dos pistones que a su vez mueven unas bielas que hacen girar las ruedas.
¡La interesante ingeniería detrás de la FORMA de las ruedas de tren!
¿Qué impulsa el tren?
Los imanes del tren se activan y se desactivan mediante un sistema electromagnético controlado centralmente, lo que permite el movimiento del tren. Los polos del tren interactúan con las vías a través de la levitación magnética, lo que reduce la fricción y permite un desplazamiento suave y eficiente.
Consiste en una cadena de vehículos que se desplazan sobre ruedas en un raíl, halados por una locomotora a la cabeza, en la cual se lleva a cabo algún tipo de proceso de obtención de energía, convertida así en movimiento.
Los trenes eléctricos se desplazan sobre carriles o rieles, estos además de ser camino de encause físico del tren, son además parte del circuito; ya que son los que cierran el circuito del sistema subestación-tren.
¿Qué es el tren de potencia? El tren de transmisión de potencia de un vehículo es el sistema que permite transmitir a las ruedas la potencia generada por el motor, tanto en vehículos eléctricos como de combustión. El tren de potencia es lo que permite el movimiento del vehículo.
Algunos de nuestros trenes consumen combustible diésel (en torno al 20% de nuestros tráficos). Buscamos una alternativa trabajando en su progresiva sustitución por energías más limpias (Gas Natural Licuado), o libres de contaminación local y efecto invernadero (pila de Hidrógeno).
Para circular, los trenes requieren de una vía férrea. De forma tradicional, esta consiste en una subestructura de fábrica y tierra que soporta la superestructura de la vía, consistente rieles.
Sobre un tren pueden actuar fuerzas a favor del movimiento del tren: • Esfuerzo de tracción, procedente de los motores de tracción. Fuerza de gravedad, que actúa en las pendientes. También actúan fuerzas en contra del movimiento del tren: • Esfuerzo de frenado, procedente del tren (ya sea dinámico o continuo).
La mayoría de las locomotoras de los ferrocarriles convencionales se sirven de la adherencia entre las ruedas tractoras y el carril para mover las cargas transportadas por los trenes que arrastran. La capacidad de tracción disponible está limitada por la fricción entre las ruedas motrices y el riel de acero.
La resistencia aerodinámica es la componente de la fuerza sobre el obstáculo en ¡a dirección y sentido del viento relativo. En obstáculos que se mueven a través del viento (un avión, un coche, un tren, un ciclista, una bola de golf, un balón,...) dicha fuerza se opone al avance.
La fecha de aparición del ferrocarril, reconocida uni- versalmente, es 1802, cuando el ingeniero inglés Richard Trevithick y su compatriota Andrew Vivian patentaron una locomotora a vapor de adherencia que se desplazaba sobre rieles por medio de un engranaje.
El gasto del tren va a depender del tipo de vehículo y de la ocupación del tren. En el caso del metro o tranvía, el consumo real según su ocupación media, que es del 21%, es de 1,5 litros, mientras que el consumo de combustible teórico para la ocupación ficticia del 100% es de 0,4 litros.
De acuerdo con especialistas, el arrastre de toneladas de un tren varía, pero se puede calcular que una locomotora puede jalar hasta 50 vagones cargados.
En avión: la energía consumida es de 234 kWh de y las emisiones son 70.9 kg de CO2. En tren convencional: la energía consumida es de 66 kwh y se emiten 17.1 kg de CO2. En tren de alta velocidad: se consume 53 kWh de energía y se producen unas emisiones de 13.8 kg de CO2.