Las emisiones de la aviación, comercial y militar, contribuyen notablemente al aumento del efecto invernadero. Esto se debe principalmente al dióxido de carbono (CO2) producido por la combustión del jet fuel (queroseno), así como a las estelas de condensación y a las nubes altas que, a veces, pueden generar.
Además de las emisiones de CO2, los aviones también liberan otros contaminantes, como óxidos de nitrógeno y partículas, que pueden tener impactos negativos en la calidad del aire y la salud humana.
¿Cómo afecta el cambio climático en la aviación comercial?
A medida que el cambio climático empeora las inundaciones costeras y los fenómenos meteorológicos extremos, más vuelos podrían quedar en tierra debido a retrasos relacionados con el tiempo. Una atmósfera más cálida también puede aumentar las turbulencias durante el vuelo.
¿Qué tiene que ver los aviones con el efecto invernadero?
Todos los días miles de aviones vuelan por la atmósfera terrestre emitiendo dióxido de carbono, ozono, metano y otros gases de efecto invernadero que, sin duda, influyen de manera directa en el cambio climático.
El medio más contaminante es el avión, seguido del coche. La industria de la aviación emite 192 gramos de CO2 por kilómetro y pasajero, por los 121 gramos de un automóvil, según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE).
Los aviones emiten de media 4,84 veces más gases de efecto invernadero que los trenes, según datos de la Agencia Europea de Medio Ambiente, que es una estimación conservadora a la baja.
Los motores de los aviones emiten vapor de agua, dióxido de carbono y pequeñas cantidades de óxidos de nitrógeno (NOx). También hidrocarburos, monóxido de carbono, gases de azufre y partículas de hollín y metal formadas por la combustión a alta temperatura del combustible de avión durante el vuelo.
Por último, el avión es el medio de transporte que más contamina y el que más emisiones de efecto invernadero genera. En muchas ocasiones, para viajes de larga distancia no nos queda más opción que tomar el avión, sin embargo, para otros viajes más cortos, el tren puede ser una alternativa mucho más ecológica.
¿Qué factores pueden influir en el cambio climático?
Influyen cada vez más en el clima y la temperatura de la Tierra la quema de combustibles fósiles, la tala de bosques y la cría de ganado. Las enormes cantidades de gases así producidos se añaden a los que se liberan de forma natural en la atmósfera, aumentando el efecto invernadero y el calentamiento global.
¿Qué factores están causando el cambio climático por qué?
Alteración del ciclo del agua. Aumento del nivel del mar y de la temperatura global a causa del deshielo. Aparición de enfermedades como el dengue y la malaria. Agotamiento de recursos naturales necesarios para la vida humana.
El cambio climático también aumenta la aparición de fenómenos meteorológicos más violentos, sequías, incendios, la muerte de especies animales y vegetales, los desbordamientos de ríos y lagos, la aparición de refugiados climáticos y la destrucción de los medios de subsistencia y de los recursos económicos, ...
Así que según sus estimaciones, y calculando un número promedio de pasajeros, el medio que más emisiones de dióxido de carbono provoca es el avión. Suponiendo, por ejemplo, que lleva 88 personas a bordo, resultaría que emite 285 gramos de CO2 por pasajero y kilómetro.
Según los datos previos a la pandemia, el sector de la aviación produjo en el año 2019 aproximadamente 915 millones de toneladas de CO2 a nivel mundial, lo que representa el 2,1% del total de las emisiones anuales emitidas por el ser humano.
Aunque va a variar según el modelo, el número de pasajeros, etcétera, el consumo de un avión por pasajero está en torno a los 3 litros cada 100 kilómetros y en los modelos más eficientes pueden llegar a un consumo de 2 litros cada 100 Kilómetros.
¿Cuál es el medio de transporte menos contaminante?
El tren y los transportes de raíles
El tren, y en general, los vehículos que circulan sobre raíles (como el metro o el tranvía) representan el transporte masivo con menos emisiones sobre el medio ambiente.
La contaminación y los problemas que el transporte ocasiona incluyen: emisión de contaminantes atmosféricos, generación de ruido, congestionamiento vial, accidentes, generación de chatarra y residuos de aceites y lubricantes, así como riesgos asociados al traslado de desechos y sustancias peligrosas.
Las emisiones de la aviación, comercial y militar, contribuyen notablemente al aumento del efecto invernadero. Esto se debe principalmente al dióxido de carbono (CO2) producido por la combustión del jet fuel (queroseno), así como a las estelas de condensación y a las nubes altas que, a veces, pueden generar.
Las largas líneas que deja el paso de un avión se forman a partir de las emisiones de sus motores. Estos expulsan vapor de agua, dióxido de carbono, pequeñas cantidades de óxidos de nitrógeno, hidrocarburos, monóxido de carbono, gases de azufre y partículas de hollín y metal.
Las estelas se producen cuando hay una presión muy baja a gran altitud. Pero también se puede producir en los cazas o aviones supersónicos cuando vuelan a poca altitud, modificando las abertura de las toberas. Otras estelas que se disipan muy rápido se producen en los extremos de las alas.
El tren es el medio de transporte más ecológico y está llamado a tener un papel fundamental en la disminución de la huella de carbono. No olvidemos que este es el objetivo del Pacto Verde Europeo, que ha establecido como meta para el año 2050 reducir las emisiones contaminantes en un 90 %, en comparación con 1990.
¿Por qué no sé recomiendan vuelos de menos de 300km?
Es la principal conclusión de una investigación realizada por científicos de la Universidad de Manchester. Por pasiva, eliminar los vuelos europeos de corta distancia (menos de 500 kilómetros) reduciría drásticamente las emisiones de la aviación, que suponen el 6% del total de gases de efecto invernadero.
Los vuelos en jets privados tienen un impacto desproporcionado en el medio ambiente. En solo una hora, un solo jet privado puede emitir 2 toneladas de CO2 en comparación con una persona promedio de la UE, que emite 8,2 toneladas en el transcurso de un año completo.