Algunos de nuestros trenes consumen combustible diésel (en torno al 20% de nuestros tráficos). Buscamos una alternativa trabajando en su progresiva sustitución por energías más limpias (Gas Natural Licuado), o libres de contaminación local y efecto invernadero (pila de Hidrógeno).
De esta manera, Renfe es el primer consumidor de energías renovables de España. Es decir, en un tren con cinco vagones, solo el de cabeza utiliza combustible diésel. El resto son eléctricos. En el caso de las líneas de Cercanías, actualmente es diésel cien por cien.
En la actualidad, son tres las más utilizadas: locomotoras a diésel, diésel-eléctricas y eléctricas. En su mayoría, las locomotoras en México son del tipo diésel-eléctricas. El combustible se usa, sobre todo, por la gran potencia requerida para el funcionamiento de los equipos (mayor a 2000 HP).
La tracción en los ferrocarriles modernos puede ser eléctrica o diésel. La primera emplea motores eléctricos, alimentados normalmente por una fuente externa de electricidad que recibe a través de un hilo aéreo sobre el vehículo (“catenaria”), o por un “tercer carril”.
En avión: la energía consumida es de 234 kWh de y las emisiones son 70.9 kg de CO2. En tren convencional: la energía consumida es de 66 kwh y se emiten 17.1 kg de CO2. En tren de alta velocidad: se consume 53 kWh de energía y se producen unas emisiones de 13.8 kg de CO2.
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¿Qué combustible usan los trenes en España?
Algunos de nuestros trenes consumen combustible diésel (en torno al 20% de nuestros tráficos). Buscamos una alternativa trabajando en su progresiva sustitución por energías más limpias (Gas Natural Licuado), o libres de contaminación local y efecto invernadero (pila de Hidrógeno).
En el 30 aniversario del AVE, España consolida su liderazgo ferroviario con el desarrollo de trenes movidos con hidrógeno renovable, y encabeza la revolución de este nuevo vector energético.
A pesar de la imagen de un sistema ferroviario ecológico en Europa en gran parte electrificado, la realidad es que el 20% del tráfico y alrededor del 40% de la red principal todavía se nutre de combustible diesel.
El tren o el tranvía acceden a la electricidad a través del rozamiento del trole o del pantógrafo situado en el coche motor. Las catenarias pueden alimentarse tanto con corriente continua como alterna.
Con el avance de la tecnología, los trenes comenzaron a utilizar motores diésel en lugar de la tradicional locomotora a vapor. El diésel es un combustible líquido derivado del petróleo, el cual es quemado en un motor de combustión interna para generar energía mecánica.
Jet A es el tipo de combustible usado en aeronaves civiles. Jet A también se usa en algunas aeronaves militares. JP-5, JP-8 y Jet A son líquidos incoloros inflamables que huelen a kerosén. Estos combustibles son una mezcla de muchos compuestos llamados hidrocarburos.
Se quema carbón en una caldera (combustión). Se recupera calor para calentar agua y convertirla en vapor. Se calienta y se guarda el vapor obtenido para obtener vapor a alta presión (vapor activo). La presión generada se usa para empujar un pistón dentro de un cilíndro.
En general, los tanques de combustible de los trenes pueden tener capacidades que oscilan entre los 2,000 y los 20,000 litros. Esta amplia variación se debe a factores como la distancia que debe recorrer el tren, el tipo de combustible utilizado y el consumo de la locomotora.
Los autobuses diésel tienen un consumo de 56 litros de diésel cada 100 kilómetros. Los autobuses de gas natural tienen un consumo de litros 71,28 litros de diésel equivalentes cada 100 kilómetros. Los autobuses eléctricos a baterías tienen un consumo de 13,84 litros de diésel equivalentes cada 100 kilómetros.
El consumo de energía del tren Arco LCM en 442 km es de 7.728 kWh (en llantas) que se convierten en 9.412 kWh en la salida de la central generadora de electricidad (sumando pérdidas y restando el aprovecha- miento del freno regenerativo).
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA), en promedio, los trenes emiten 19 gramos de emisiones de ciclo de vida de CO2e por kilómetro de pasajero.
Para que estos trenes funcionen, primero, el ferrocarril lleva el hidrógeno en depósitos situados en el techo exterior. Luego, al pasar por la pila de combustible, el contacto de ese hidrógeno con el oxígeno del aire produce una reacción que genera electricidad y suelta vapor de agua.
Talgo es una compañía que nació vinculada a Euskadi a principios de los años 40 y actualmente es líder en diseño, fabricación y mantenimiento de trenes ligeros de alta velocidad a nivel internacional, y es reconocida por su capacidad de innovación, tecnología y calidad.
"Un tren de alta velocidad, bajo condiciones normales de operación y por pasajero transportado, consume menos energía y produce menos emisiones de CO2 (un 29% de promedio) que un tren convencional que se desplace entre los mismos dos puntos a una velocidad inferior", declara Alberto García, autor del estudio.