Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido. Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave. Cambios importantes en la vida, como un divorcio o la incorporación de un bebé a la familia. El consumo de tabaco o cafeína en exceso.
La causa se desconoce, aunque los genes pueden jugar un papel. Otros miembros de la familia pueden tener el trastorno. Sin embargo, el trastorno de pánico a menudo ocurre cuando no hay ningún antecedente familiar. El trastorno de pánico es dos veces más común en las mujeres que en los hombres.
El miedo aparece cuando se cree estar en peligro. Es una respuesta emocional que se activa ante diversas amenazas y suele estar acompañada de cambios fisiológicos como: respiración acelerada, pupilas dilatadas, aumento en el ritmo cardiaco y la presión sanguínea, que preparan a la persona para huir o luchar.
¿Qué pasa en el cerebro durante un ataque de pánico?
El cerebro durante un ataque de pánico
Durante un ataque de pánico, el cerebro interpreta una situación como una amenaza extrema, incluso si no existe un peligro real. Esta reacción exagerada activa sistemas clave en el cerebro que generan una respuesta física y emocional desproporcionada.
Sensación de debilidad o cansancio. Problemas para concentrarse o para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual. Tener problemas para conciliar el sueño. Padecer problemas gastrointestinales (GI)
Aunque no todas las personas lo experimentan igual, los síntomas más comunes son palpitaciones, sudoración, temblor de manos, flojedad de piernas, náuseas, molestias abdominales, mareos, dolor de cabeza, opresión en el pecho, sensación de ahogo y sofocación.
La respuesta del cuerpo al miedo, o respuesta de lucha o huida, comienza siempre en la amígdala, una parte del sistema límbico del cerebro que es fundamental para reconocer las amenazas y procesar las emociones.
¿Qué se debe hacer para evitar los ataques de pánico?
La dieta equilibrada, el ejercicio regular y un buen descanso son fundamentales para mantener el equilibrio emocional y físico. Evita el exceso de cafeína, alcohol y nicotina, ya que pueden aumentar la ansiedad y desencadenar ataques de pánico.
¿Cuál es el tratamiento para los ataques de pánico?
El tratamiento debe ser con antidepresivos y puntualmente utilizar ansiolíticos (sobre todo, benzodiacepinas). Entre los antidepresivos más eficaces se pueden utilizar paroxetina, sertralina o escitalopram venlafaxina. Entre los ansiolíticos, se pueden usar benzodiacepinas, alprazolam y diazepam.
Todos podemos asustarnos fácilmente, pues es una reacción normal del cuerpo cuando no te esperas algo. Incluso, puede ser parte de la personalidad, algunas personas son más nerviosas que otras.
Se ha encontrado que la sensación de miedo está mediada por la actuación de la hormona antidiurética (o vasopresina) en la amígdala cerebral y que la del afecto lo está por la de la hormona oxitocina, también en la amígdala.
El Miedo– está asociado a los riñones. A nivel psicosomático, el miedo paraliza y bloquea la energía renal. Esta emoción es negativa cuando se siente por situaciones de peligro imaginarias. De forma prolongada afecta directamente a la boca del estómago.
La percepción de algún tipo de amenaza, ya sea real o imaginaria, desencadena una reacción de miedo. Nuestro sistema nervioso está programado para sentir esta emoción, ya que se trata de un mecanismo de supervivencia que nos indica que debemos permanecer alerta y evitar situaciones comprometidas.
Factores de estrés importante en la vida, como la muerte o una enfermedad grave de un ser querido. Un suceso traumático, como una agresión sexual o un accidente grave. Cambios importantes en la vida, como un divorcio o la incorporación de un bebé a la familia. El consumo de tabaco o cafeína en exceso.
¿Cuál es el mejor antidepresivo para los ataques de pánico?
Inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (SSRI, por sus siglas en inglés), como citalopram, paroxetina o sertralina. Estos son los medicamentos más comunes para el trastorno de pánico. Antidepresivos tricíclicos (TCA, por sus siglas en inglés), tales como clomipramina o imipramina.
Al igual que todas las emociones, el miedo se exterioriza en respuestas corporales. Cuando se percibe, señala la UNAM, aumentan las palpitaciones, el cuerpo comienza a sudar y la respiración es más agitada. Sin embargo, no todas las personas temen a las mismas cosas por igual.
El nombre más habitual para describir este estado es el de trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Sin embargo, dependiendo de la intensidad o del enfoque, también puede estar relacionado con: Fobia generalizada: miedo irracional ante múltiples situaciones sin una causa clara.
¿Cuáles son los síntomas del miedo a volverse loco?
Aumento constante de la ansiedad, sin aparente justificación y no poder hacer nada para detenerla, lo que eleva la sensación de que algo malo está sucediendo. Parestesias o sensaciones táctiles, como hormigueos, picores, pérdida de sensibilidad en las extremidades debidas a la ansiedad.